EL BARRO Y EL ALFARERO, Isaías 64.8
Dios da forma a nuestras vidas con amor: Decía San Agustín de Hipona.
Muchas veces creemos que nuestras vidas no tienen remedio, que traemos un destino y así terminaremos, otras veces creemos en un destino generacional y no lo podemos cambiar por así fueron nuestros antepasados, nuestros abuelos, y por eso no lo podemos cambiar.
Nada de eso es cierto, Dios nos ha capacitado para pensar en lo bueno y en lo malo, en lo que conviene y no conviene, lo que agrada a Dios y lo que no, Dios se muestra aun en la creación y Dios lo ha capacitado para invocar su nombre porque ha implantado su Espíritu en él; así lo dijo el Profeta Isaías:
Ahora pues, Jehová tu eres nuestro Padre; nosotros barro! El que nos formó, así que obra de tus manos somos, Isaías 64.8
Dios puede darle forma a nuestra vida, una vasija que sirva para su honra y su gloria!
Para poder experimentar ese cambio se necesita lo que Jesús le dijo a un líder Judio, tienes que nacer de nuevo, Dios te va hacer de nuevo, una vasija nueva, un cambio total de una manera sobrenatural!
Recordemos que El Alfarero tiene poder sobre el barro y puede hacer con ello lo que desee, lo otro es que el Alfarero trabaja con paciencia para moldear y perfeccionar la vasija.
Esta metáfora está en la Biblia y Dios se presenta como el Alfarero que quiere hacer de la persona un vaso útil para su servicio, para honra, porque hay vasos para honra y las hay para deshonra y ese no es el propósito de Dios.
Dios quiere hacer de usted una obra maravillosa, Él es especialista en transformar, recordemos que somos hechura suya, él puede transformar todo lo malo de nuestro ser.
Si usted hasta ahora no está satisfecho con la vida que lleva y sabe que no está honrando a Dios de ninguna manera, venga y acérquese al Creador, al Alfarero, a Dios a través de su Santo Hijo Jesucristo que pago por todos nuestro pecados en una cruz y Cristo Jesús nos pone en buena relación con Dios a través de la fe en su muerte y resurrección, nos garantiza la salvación y vida eterna.
Nadie que se acerque a Dios, el Alfarero, volverá a ser el mismo vaso o vasija, será alguien que viva y honre a Dios, decide a recibir a Jesucristo como tu Salvador!